Brasilia comenzó a contruirse en 1956, bajo el proyecto urbanístico conocido como Plano Piloto, del modernista Lucio Costa, discípulo de Le Corbusier, y con Oscar Niemeyer como principal arquitecto.
Paradójicamente, lo que sobre el papel debía ser una utópica ciudad sin división de clases, es hoy una de las ciudades más segregadas del mundo. El eje residencial, en forma de supercuadras, se planificó para la convivencia de todos los estratos sociales que trabajarían en la ciudad administrativa. Sin embargo, el flujo migratorio que se generó en cuatro años de construcción, desbordó las previsiones de una ciudad proyectada para ser habitada por apenas 500.000 habitantes. Los obreros, para los que era impracticable mantener las condiciones de vida que el Plano Piloto había fijado, se ubicaron en las periferias de la ciudad y sus viviendas fueron declaradas posteriormente favelas ilegales.
Comenzamos a mostrar el trabajo de documentación y registro de los participantes en el workshop "Gentrificação: colonização urbana e instrumentalização da cultura" que impartimos en septiembre en la capital de Brasil. Buscamos en las ciudades satélite de Ceilandia, Guará y Vila Planalto aquello que quedó fuera del Plano Piloto, en un intento de registro de la diversidad restringida. Arrancamos con colaboraciones de Adriany Nascimento, Alessandro Oliveira, Eduardo Duarte, Isabela Menezes, William Lauriano, Nico Dubois, Noelia Ferreira y Pedro Ernesto. Gracias a todos.
Puedes verlo en el Museo de los Desplazados
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