martes, 19 de julio de 2016

Gentrificación y literatura (VII)

Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura en 2006, recuerda en sus memorias narrativas sobre la ciudad de Estambul como eran los barrios pobres (y como fueron "occidentalizados") que conoció a mediados del siglo XX y las transformaciones que sufrieron los lugares declarados "pintorescos" por visitantes extranjeros y artistas atraídos por la decadencia de la capital turca, "quienes disfrutan de la "belleza" casual que presentan esas escenas de pobreza de los suburbios con sus descuidados rincones históricos o saborean el pintoresquismo de las ruinas, son los que vienen de fuera [...] que ensalzaban el "Estambul remoto y pobre" y la vida tradicional que aún subsistía con todas sus fuerzas en las callejuelas traseras, que se preocupaban porque aquella cultura "pura" estaba desapareciendo a causa de la occidentalización".

En el cuarto capítulo de su libro "Estambul, ciudad y recuerdos" encontramos las siguientes líneas sobre la degradación de ciertas zonas que fueron revitalizadas con los nuevos comercios:

"Por otra parte, la amargura que despedía aquella cultura muerta, aquel imperio hundido, se encontraba por todos lados. El esfuerzo por occidentalizarse me parecía, más que un deseo de modernización, una inquietud por librarse de todas las cosas cargadas de recuerdos llenos de amargura y tristeza que quedaban del imperio desaparecido: eras como tirar a la basura la ropa, los adornos, los objetos personales y las fotografías de una hermosa amante que se ha muerto de repente para librarnos de su destructor recuerdo [...] dio paso a que los palacetes ardieran y se hundieran, a que la cultura se trivializara y se quedara coja y a que el interior de las casas se dispusiera como un museo de una cultura que no se había vivido. [...] Mi hermano y yo hemos contado muchas veces, más que por nostalgia como ejercicio de memoria, los cuarenta años de historia de aquellos establecimientos comerciales que en años posteriores se iban cerrando según modas y entusiasmos pasajeros para dejar su lugar a otros nuevos que a su vez acababan por cerrar también. Uno de nosotros decía por ejemplo, "el local frente al Instituto Femenino Aksam" y el otro enumeraba los negocios en que se convirtieron sucesivamente: 1. la pastelería de la madame rumí 2. una floristería 3. una tienda de bolsos 4. una relojería 5. un despacho de quinielas 6. una galería de pintura y librería."


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