Cuando: Febrero de 1933. Donde: Le Mans (Francia)
La señora Lancelin y su hija Geneviève aparecen muertas en su sala de estar terriblemente golpeadas, acuchilladas y mutiladas. Las paredes salpicadas de sangre y vísceras pegadas. El forense confirma que los ojos de las víctimas han sido arrancados con los dedos, sin usar ningún otro utensilio. En el piso de arriba, sobre la cama, otras dos mujeres, abrazadas y desnudas, confirman con total tranquilidad ser autoras del crimen: son las hermanas Papin: Lea y Christine, que relatan a los policías: "Nada teníamos contra ellas. Hace demasiado tiempo que somos criadas, eso es todo. Tuvimos que demostrar nuestra fuerza".
Durante años psicólogos y autoridades se preguntaron cual fue el móvil de este doble crimen mientras Christine moría de anemia por negarse a comer en el manicomio donde fue encerrada y Lea cumplía una condena de 10 años en la cárcel.
Temidas y odiadas por la sociedad francesa de la época, las hermanas Papin fueron consideradas heroínas en las publicaciones del movimiento surrealista francés e hiper-explotadas por numerosos artistas, escritores y pensadores de la época: para Lacan el asesinato fue un intento de eliminar el castigo y la culpa, Beauvoir y Sartre dijeron que fue un crimen de clase sustentado por la relaciones de poder existentes en la relación de las hermanas con sus patronas, André Gide prefirió apostar por el camino del subconsciente humano como punto de partida, Jean Genet adaptó la historia al teatro con "Las Criadas" y un largo etcétera que probablemente ya no incluiría a los vecinos de la malograda familia Lancelin ya que, hasta la noche del día 2 de febrero de 1933, acostumbraban a llamar "las perlas de los Lancelin" a las Hermanas Papin por su ejemplar comportamiento.
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