La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie aborda temas como el racismo y la inmigración en su novela "Americanah", que además cruza otras temáticas en su narrativa a través de los dos personajes principales: Ifemelu (con sus problemas par pagar el alquiler como estudiante en EEUU) y Obinze, que pronto comienza a dejarse llevar por los negocios inmobiliarios, "valoras a la baja las propiedades y procuras dar la impresión de que sigues el procedimiento debido. Adquieres la propiedad, vendes la mitad para pagar el precio de compra, y ya estás metido en el negocio."
En su regreso a Lagos (Nigeria) también descubrimos en los últimos capítulos curiosas relaciones y contrastes entre los mercados inmobiliarios africanos y del mundo occidental y el gusto por lo antiguo como potencial valor de mercado:
"- Pensé que sería una imagen perfecta para el blog. Una casa tan hermosa y en ese majestuoso estado de ruina. Y además con los pavos reales en el tejado.
- Tiene cierto aspecto de juzgado. Siempre me han fascinado esas casas viejas y las historias que las acompañan. Pronto alguien se la apropiara, la demolerá y levantará un resplandeciente bloque de pisos de lujo carísimos.
- Alguien como tú.
- Cuando empecé a dedicarme a la propiedad inmobiliaria, me planteé reformar las casas antiguas en lugar de demolerlas, pero no tenía sentido. Los nigerianos no compran casas porque sean antiguas. Ya sabes, el granero de un molino de doscientos años reformado, esas cosas que tanto gustan en Europa. Aquí eso no da resultado. Y es lógico, claro, porque somos tercermundistas y los tercermundistas miramos al futuro, nos gustan las cosas nuevas, porque lo mejor está todavía por venir, mientras que en Occidente lo mejor ya ha pasado, y por eso han de convertir el pasado en fetiche."
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