Hoy hemos convidado a otros de los grandes maestros de la literatura de terror contemporánea: el británico Clive Barker y su biblia "Libros de Sangre". En el tomo segundo detectamos que algunos de los relatos se desarrollan en ambientes que podemos reconocer en algunas de las fases de la gentrificación. Nos paramos en el cuento "Lo prohibido", en el que una estudiante de la Universidad, Helen Lyle, está haciendo una investigación sobre el mundo del graffiti y por ello visita la clásica urbanización de viviendas sociales ya olvidada por las instituciones hasta su degradación pero muchas veces convertida en laboratorio de investigación por la academia:
"La calle Spector había permitido la formación de indudables fortunas y reputaciones, y durante su inauguración se habían pronunciado bonitas palabras, y se la había erigido en el patrón por el que se medirían todas las edificaciones futuras. Pero los urbanistas -una vez derramadas las lágrimas y pronunciadas las palabras- habían dejado a la urbanización abandonada a sus propios recursos, y los arquitectos se habían ido al otro extremo de la ciudad para ocupar las mansiones georgianas restauradas y, probablemente, jamás volvieron por allí.
¿Acaso deseaba que sus peores presentimientos sobre la calle Spector fueran falsos?Que aquella urbanización fuera sucia, no tuviera esperanza, fuera un estercolero dónde se ocultaba a la vista del público a los indeseables y a los pobres, todo eso era una trivialidad liberal, y la aceptaba como una realidad social desagradable. [...] También estaban las tiendas. Varias de ellas habían sido tapiadas, y las que no, eran poco atrayentes y sucias, y tenían los escaparates cubiertos por una pesada malla de alambre."
Lo más curioso es que, en su adaptación cinematográfica, titulada "Candyman" (Bernard Rose, 1992), la narración se desplaza de Gran Bretaña a Chicago, nada menos que al barrio social de Cabrini-green (se cuenta que la productora tuvo que sobornar a algunas bandas delincuentes que allí traficaban para poder rodar), una zona que se encontraba en el apogeo de su estigmatización y degradación. A partir de 1996 -y aquí saltamos de la ficción a la realidad- se impuso un proyecto urbanístico bajo el claim “un nuevo Chicago se está construyendo” que desplazó a casi todos los vecinos de Cabrini-green a zonas periféricas. Más info aquí.
No contento con ello, Clive Barker ambienta el siguiente relato, "La Madonna" en unas antiguas piscinas que van a ser demolidas para construir una especie de parque temático. El capítulo comienza con la negociación entre el perdedor Jerry Cologhoun y el especulador mafioso Ezra Garvey, que enseguida se verán sorprendidos por una especie de hechizo matriarcal que habita el lugar y no está muy dispuesto a ser desplazado de su hogar.
"No estaba del todo sorprendido por la renuncia de los inversores. Eran tiempos difíciles y no se podía aceptar riesgos a la ligera. Además hacía falta cierta imaginación - facultad no muy abundante entre los adinerados que había conocido- para ver las piscinas transformadas en el reluciente complejo de diversiones que él tenía pensado punto pero sus investigaciones le habían convencido de que en una zona como aquella - dónde las casas al borde de la demolición eran compradas y restauradas por una generación de sibaritas de clase media- las instalaciones que él había planeado no podían dejar de dar dinero."
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