jueves, 25 de marzo de 2021

Gentrificación y literatura (IX)

¿Quién nos iba a decir que la prolífica imaginación del británico Clive Barker nos llevaría a los inicios otra vez? Efectivamente el término Gentrification fue ideado por la socióloga Ruth Glass cuando realizaba una investigación sobre la gentry, esa clase media-alta británica de las áreas rurales que además mantenía una vivienda en la ciudad.

En esas zonas rurales, sobre esa clase burguesa con residencia temporal en el campo, se desarrolla "Rawhead Rex", un relato incluido en el volumen 3 de los Libros de Sangre de Clive Barker, autor que, por cierto, repite entrada en esta serie. En las páginas de dicho capítulo nos encontramos a un monstruo que ha estado siglos bajo tierra y que surge en la actualidad para vengarse de todos aquellos burgueses que llegan al campo a desplazar a los habitantes originarios, un cabezacruda Rex que no sentía más que un descarnado instinto territorial que tarde o temprano degeneraría en matanza.

"Entre todos los ejércitos conquistadores que recorrieron las calles de Zeal fue el suave andar de los domingueros el que acabó por someter al pueblo. Había resistido a las legiones romanas, la conquista normanda, sobrevivido pese a las estrecheces de la guerra civil; todo ello sin perder su identidad ante las potencias invasoras. Pero, después de siglos de pillajes, iban a ser los turistas - los nuevos bárbaros- quiénes sojuzgaran a Zeal, con las únicas armas de la cortesía y el dinero contante y sonante.
[...]
Gradualmente, esos ciudadanos hastiados de ciudad empezaron a provocar ligeros pero indelebles cambios sobre el pueblo. Muchos de ellos dedicaron todos sus desvelos a conseguir una casa en el campo. Al principio unos pocos y luego muchos, empezaron a tratar de hacerse con los graneros vacíos y las casas abandonadas que salpicaban Zeal y sus alrededores. Se les podía ver todos los fines de semana entre las ortigas y los cascotes, meditando acerca del emplazamiento de la cocina y de la instalación del baño. Y aunque muchos, al verse de nuevo rodeados por las comodidades de Kilburn o de St. John's Wood, preferían quedarse ahí, cada año uno o dos llegaban a un acuerdo razonable con uno de los pueblerinos y adquirían un acre de buena vida.

Así pues, con el paso de los años y la muerte natural de los nativos de Zeal, los salvajes urbanos fueron ocupando su lugar. La ocupación fue sutil, pero los cambios resultaban manifiestos para el ojo experto."




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