viernes, 1 de abril de 2022

Ololiuqui: el LSD antes del LSD

Nos relata Wade Davis en esa biblia titulada "El río, exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica" (descargable en este enlace) que a finales de la década de los años 30 el etnobotánico Richard Evans Schultes pasó diferentes temporadas en las tierras altas de Oaxaca (México), investigando y recogiendo muestras de plantas (conocidos son sus estudios sobre el hongo psilocibio Teonanácatl). Una de esas plantas fue la apodada enredadera de la serpiente, el Ololiuqui, rebautizado por la ciencia hegemónica como Turbina Corymbosa. Sus semillas fueron utilizadas desde tiempos inmemoriales para diagnosticar enfermedades, ritos visionarios y de adivinación por los Mexicas de la zona y Schultes la persiguió con intensidad a partir del momento en que escuchó aquel dicho indígena de "He creído en los sueños, en las hierbas mágicas, en el peyote, en el ololiuqui, y en la lechuza."

En 1629, en plena conquista y genocidio español, el sacerdote y Ministro de Indios Hernando Ruiz de Alarcón escribía: "Es hecho notable la mucha fe que ponen los nativos en esta semilla... la consultan como a un oráculo para saber... cosas que no están al alcance de la mente humana... es tal su veneración por el ololiuqui qué hacen cuánto hay en su poder para que la planta no llamé la atención de las autoridades eclesiásticas".

En 1939 Schultes se convirtió en pionero occidental clasificando la planta entre las alucinógenas ya que unos años después, en 1943, un tal Albert Hofmann sintetizaba en Suiza la dietilamida de ácido lisérgico (es decir, el LSD) y resultó que el Ololiuqui sólo se diferenciaba del famoso ácido alucinógeno por el cambio de dos átomos de hidrógeno por dos grupos de etilos. Ya en la década de los 50 el banquero (!) y etnomicólogo Gordon Wasson publicó en la revista Life el artículo "Seeking the Magic Mushroom (Buscando el hongo mágico)" sobre sus experimentos psicoactivos en México con Schultes como referencia, punto de partida de la etapa Psicodelia de los 60 con un tal Timothy Leary a la cabeza... pero esto ya es otra historia.


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