domingo, 12 de febrero de 2023

El Feminismo Bastardo de María Galindo (y de todxs)

Lo más fácil después de leer “Feminismo bastardo” de María Galindo (editado desde el imprescindible colectivo Mujeres Creando y con Paul B. Preciado como prologuista y telonero) es pensar que si existieran 200 Marías Galindos el mundo sería más hermoso y bastardo. Pero, pensándolo bien, la realidad es que con una única María Galindo el mundo ya va mucho mejor de lo que podría. En cualquiera de los casos a esta maravillosa lectura le hemos encontrado un pequeño defecto: después de ella difícilmente encontraremos algo más acertado, más contundente y más contemporáneo donde inspirarnos. Al tiempo.

En esos feminismos (en plural porque son muchos y no hay porque ponerse de acuerdo) de María y Mujeres Creando nos reflejamos, desde ahí queremos enfrentarnos al Poder Patriarcal y no desde el feminismo institucionalizado como hemos ido subrayando compulsivamente en buena parte del libro. Ella misma comenta “…aunque dan dan ganas de inventar una palabra nueva para reclamar un feminismo que no reclama derechos y que no viene de la instrucción académica. Lo nuestro no es un proyecto de derechos, es un proyecto de transformación de estructuras y la despatriarcalización como horizonte de época refleja precisamente eso.” 

Esto va de como cortar de raíz los tentáculos de ese Patriarcado que nos oprime en todos los ámbitos de la sociedad: "El capitalismo patriarcal es capaz de ofrecer derechos a las mujeres, el capitalismo colonial es capaz de ofrecer derechos indígenas, el capitalismo heterosexista es capaz de ofrecer derechos a lxs LGTBI, el capitalismo depredador es capaz de hablar de protección al medio ambiente, el capitalismo del hombre sano, fuerte y blanco es capaz de ofrecer derechos para los llamados discapacitados, sin alterar ni una de sus estructuras de poder. De eso estoy hablando, de la idiotez de creerle, de la idiotez de jugar su juego, de la idiotez de adoptar su lenguaje para hablar de una misma."

En esa misma pelea estamos, la que además tiene a la creatividad como instrumento de lucha, la que propone el cambio social como hecho creativo y la que se resume en la acción creativa como acción política.

En los capítulos sobre Violencia de género propone tratarla como un fenómeno social histórico y no como un común delito individual que no se va a resolver con la cárcel, precisamente porque sería un error fortalecer el sistema carcelario clasista, racista, patriarcal, policíaco y corrupto. Mientras tanto el término Machocracia se aprecia como el más apropiado para lo que vivimos hoy en día ya que el machismo no es un acto de discriminación, sino un acto de gobierno.

Y, después de empaparnos en sudor con esa idea de que la única revolución interesante es la revolución que se puede bailar Galindo da paso a la pandemia (La nueva normalidad es la vieja sumisión), ese nuevo sistema de control y los efectos de los confinamientos en su Bolivia natal: “suprimir la calle para las mujeres ha sido suprimir el espacio emancipatorio histórico. Ha significado suprimir la otra ciudad efímera que habitamos y montamos cada día a. Ha sido un auténtico encarcelamiento en la familia nuclear patriarcal que andábamos disolviendo y en el espacio de captura de nuestras energías.“

El libro se puede-y se debe- adquirir en Traficantes de Sueños. 


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