Os tecleamos, como siempre a dos dedos, una muestra de la Ética para Naúfragos que propuso Jose Antonio Marina:
"Es posible que si las culturas pudieran permanecer enclaustradas, sometidas a un aislamiento geográfico o a un fanatismo fundamentalista, las creencias morales sobrevivieran indefinidamente sin ser puestas en cuestión, pero no lo creo. No es la globalización de los problemas, ni el turismo, ni el comercio, ni las redes de comunicación los que ponen en un brete al provincianismo moral, si no la propia inteligencia humana, que aspira tenazmente a la fundamentación, la claridad y la ampliación de sus conocimientos y actividades, aunque muchas veces derrape. No hay que olvidar que las morales históricas son una estación de paso en la huída del ser humano hacia la felicidad: el dinamismo expansivo de la inteligencia puede equivocarse, pero no detenerse."
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