El escrito cubano
Alejo Carpentier, durante su etapa en la cárcel (tiempos de la dictadura de Machado a finales de los años 20) nos cuenta en su libro
"Écue-Yamba-Ó" las andanzas de la familia Cué y el negro Menegildo. Entre sus páginas subrayamos algunos de esos párrafos que nunca podréis encontrar en una guía turística de Cuba:
"Menegildo recordaba las fiestas políticas celebradas en el pueblo. Las guirnaldas de papel, tendidas de casa en casa. Las pencas de guano adornando los portales. Cohetes, voladores y disparos al aire. Una tribuna destinada a la oratoria, y una charanga de cornetín, contrabajo, güiro y timbal, para glosar discursos con aire de décima, en que el panegírico del candidato era trazado con elocuencia tonante por medio de parrafadas chillonas que organizaban exhibiciones de guayaberas heroicas, cargas al machete y pabellones tremolados en gloriosos palmares... El apoteosis de las promesas estilizaba el campo de Cuba. Los jacos engordaban, los pobres comían, los bueyes tendrían alas, y nadie repararía en el color de los negros: sería el imperio del angelismo y la concordia.
[...] Y los trabajadores y campesinos cubanos, explotados por el ingenio yanqui, vencidos por la importación de braceros a bajo costo, engañados por todo el mundo, traicionados por las autoridades, reventando de miseria- comían -cuando comían- lo que podía cosecharse en los surcos horizontales que fecundaban las paredes de la bodega: sardinas pescadas en Terranova, albaricoques encerrados en latas con nombre de novela romántica, carne de res salada al ritmo del bandoneón porteño, el bacalao de la Madre Patria y un arroz de no se sabía dónde... !La campiña criolla producía ya imágenes de frutas extranjeras, madurando en anuncios de refrescos! !el Orange-Crush se hacía instrumento del imperialismo norteamericano, como el recuerdo de Roosevelt o el avión de Lindbergh...! solo los negros, Menegildo, Longina, Salomé y su prole conservaban celosamente un carácter y una tradición antillana. !El bongó, antídoto de Wall Street! !El Espíritu Santo, venerado por los Cué, no admitía salchichas yanquis dentro de sus panecillos votivos...! !Nada de hot-dogs con los santos de Mayeya."
El libro se puedes descargar en pdf
en este link.
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