viernes, 3 de octubre de 2025

Gentrificación y literatura (XIII)

Esta vez sí, la señora Gentrificación es un personaje más (de los muchos que deambulan en esta historia) en el excelente libro de Brigitte Vasallo "Porno Burka", que se desarrolla en el barrio de El Raval de la Barcelona pos-Olimpiadas donde lxs propixs vecinxs ya reparan que la subida de los alquileres y el nuevo maquillaje barrial "es parte de un plan urbanístico oculto pensado para sacarnos definitivamente de la zona y convertirla en un lugar de clase media y familias sonrientes". Pero a pesar de todo, en ese mismo ambiente, la novela supone un canto desde el humor negro a las resistencias de la comunidades LGTBIQA+, migrantes, minorías religiosas y vecinas de toda la vida.

El estigma de moda, o del paso del estigma al barrio de moda:
"La gente le ha perdido el miedo al barrio, de ser cutre ha pasado a estar de moda y hordas de personas perfectamente sanas y en edad reproductora, guapas incluso, han empezado a alquilar pisos, a fornicar y a embarazarse, a parir y a poblar las calles con criaturas rubias, homeopáticas y matutinas.
[...]
El barrio del Raval barcelonés sigue amaneciendo como cuando se llamaba Barrio Chino: meado y con resaca. Y aún así, todo ha cambiado: la vida de verdad ya no habita aquí. Desapareció el día en que alguien creyó que una ciudad es un espacio y no una forma de vida, que a un barrio lo definen las calles y no las relaciones, que las periferias emocionales del mundo no son su parte más fecunda."

El progreso destructor que convirtió la verdad en mentira:
"La progresía expulsó a la chusma, purgó el vecindario con un urbanismo sin alma (pero con futuro) e instauró la vida de mentira, una vida reglada, pactada, un mundo alternativo dentro de la norma, de una rebeldía totalmente inocua e infantil que destruyó la única grandeza del barrio: su inevitable, involuntaria carga de sobrecogedora verdad.
[...]
Ahora el Chino se llama Raval y es un parque temático. Aquí ya no se vive de noche, sino que se «sale» de noche. Se sale y al día siguiente se entra de nuevo en la vida normal. ¿Dónde está, ahora que el barrio se llama Raval, la población de aquella noche sin regreso del Chino? Alguna, aquella que haya logrado esquivar la especulación inmobiliaria o esté aún resistiendo sus envites, intenta adaptarse al nuevo barrio como intentan los cocodrilos sobrevivir en un terrario. Y a su alrededor, las criaturas de la modernidad se escandalizan de la decadencia, pero disfrutan de ella: les da ese aire tan guay codearse con la chusma las noches del sábado, comprarle una cerveza al paki, echarse una charla con un puta sin papeles. Y así, el Raval se ha convertido en un lugar de buenrollismo y tolerancia…"


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