Ana Botella: vandalismo político en las calles de Madrid

Ya lo dijo nuestra querida ministra de medio ambiente: "“El grafitero, por definición, busca transgredir, mientras que los ciudadanos están pendientes del trabajo, de llegar a fin de mes, del dinero para el colegio de los hijos, para el Metro, el autobús, el tren… todo eso son los impuestos que tiene que pagar el ciudadano y se dedican millones para las consecuencias de los grafiteros“.

¿Y ahora que hacemos con el asunto de su firma, Sra Botella? resulta que nos encontramos todo el centro de Madrid lleno de autógrafos de la mujer del ex-presidente y a la vez en las noticias nos cuentan sobre el nuevo sistema para multar a los graffiteros, que no es otro que identificarlos mediante grafólogos que, con sólo mirar infaliblemente el tag, la firma o lo que sea ya saben quien ha sido.

Pues nada, nada, a identificar se ha dicho.