viernes, 7 de marzo de 2025

Los derechos de autor o la tristeza de la gloria solitaria

Hace poco nos entrevistó un periódico anti-fascista que se publica en Portugal y una de las preguntas giraba en torno a nuestra posición como artistas y activistas sobre los derechos de autor. Nuestra respuesta, de nuevo, fue que lo que mejor nos define es nuestra condición colectiva. Desde nuestro punto de vista no existen procesos de creación individuales, aislados, desconectados. Todo el proceso va ligado a un continuum, a una red de referencias y afectaciones que se remontan al origen de la cultura. Podríamos decir que no existe autoría como presunción de propiedad intelectual, ya que la propiedad intelectual es una herramienta del capital cognitivo para transformar conocimiento en mercancía. Cuanto mayor intercambio de conocimiento más conocimiento será generado. Y esto va contra el principio básico del capitalismo. Pensamos que para introducir artificialmente un principio de escasez de conocimiento se crea la propiedad intelectual, apoyada en la concesión del proceso creativo como un proceso desconectado de la red de conocimientos y afectaciones.

Esto nos lleva a ese pequeño gran capítulo titulado Sobre la propiedad privada del derecho de creación, que el escritor Eduardo Galeano incluye en su libro "Amares" y que dice así:

"Quieren los compradores que las alfareras de Ocumicho firmen sus trabajos. Ellas usan sello para grabar el nombre al pie de sus diablitos. Pero muchas veces se olvidan de firmar, o aplican el sello de la vecina si no encuentran el propio sello a mano, de modo que María resulta autora de una obra de Nicolasa, o al revés. Ellas no entienden este asunto de la gloria solitaria. Dentro de su comunidad de indios Tarascos, una es todas. Fuera de la comunidad, una es ninguna, como ocurre al diente que se desprende de la boca."

La foto, sin derechos de autor, la hemos agarrado de Wikipedia (Fernando Hernández Ramírez).


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