lunes, 3 de julio de 2023

La mitad siempre es mejor por que belleza, sabiduría y justicia existen sólo en lo hecho a pedazos

Hoy les traemos, a modo de refresco contra el calor, un fragmento de "Nuestros antepasados" de Italo Calvino, la trilogía fantástica (o maravillosa, si atendemos a la teoría de Tzvetan Todorov sobre dicho genero) en la que una vez mas se pone en cuestión la condición humana. El vizconde Medardo es partido en dos durante una batalla y una de las mitades, la malvada, se dedica a cortar por la mitad todo lo que encuentra a su paso. En su tierra, Terralba, donde ya le temen, trata de instruir a su sobrino, que narra los hechos en primera persona:

"-Ojalá se pudieran partir todas las cosas enteras - dijo mi tío, acostado boca abajo en la roca, acariciando aquellas convulsas mitades de pulpo que acababa de pescar-, así cada uno podría salir de su obtusa e ignorante integridad. Estaba entero y todas las cosas eran para mí naturales y confusas, estúpidas como el aire; creía saberlo todo y no veía más que la corteza. Si alguna vez te conviertes en la mitad de ti mismo, muchacho, y te lo deseo, comprenderás cosas que escapan a la normal inteligencia de los cerebros enteros. Habrás perdido la mitad de ti y del mundo, pero la mitad que quede será mil veces más profunda y valiosa. Y también tú querrás que todo esté demediado y desgarrado a tu imagen, porque belleza, sabiduría y justicia existen sólo en lo hecho a pedazos."

En esa dualidad del bien y del mal representados en cada mitad del vizconde se desarrolla la historia del primer capítulo: "No hay noche de luna en la que en los ánimos malvados las ideas perversas no se enreden como nidadas de serpientes, y en la que en los ánimos benéficos no broten lirios de renuncia y entrega".


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