"El hombre hace una experiencia contradictoria del hombre. Las relaciones sociales que determina la economía actual bajo las formas de la competencia, de la explotación, de guerras imperialistas, y de luchas de clases ofrecen al hombre una experiencia de su medio humano acosada sin cesar por la contradicción. La explotación que lo aliena en objeto económico, lo liga a los otros pero mediante los lazos negativos de la dependencia; las leyes sociales que lo unen a sus semejantes en un mismo destino, lo oponen a ellos en una lucha que, paradojalmente, no es más que la forma dialéctica de esas leyes; La universalidad de las estructuras económicas le permiten reconocer en el mundo una patria, y captar una significación común en la mirada de todo hombre, pero esta significación puede ser la de la hostilidad, y esta patria puede denunciarlo como "extranjero".
El hombre se ha convertido para el hombre, tanto en el rostro de su propia verdad como en la eventualidad de su muerte...No puede encontrar el estatus fraternal en el que sus relaciones sociales encontraran estabilidad y coherencia: los demás se ofrecen siempre en una experiencia que la dialéctica de la vida y de la muerte hace precaria y peligrosa."