Occidente conoció esta especie a través del misionero y naturalista francés Armand David, tras su trabajo en China a mediados del S.XIX. Para entonces este mamífero ya hacía años que se había extinguido en libertad, y apenas una manada sobrevivía en cautiverio en el Parque Imperial de Caza, al sur de Beijin, una especie de coto combinado de caza y de placeres de los emperadores de China, totalmente rodeado por una alta muralla de mas de setenta kilómetros de largo. La manada era estrictamente custodiada por soldados tártaros y cualquier persona que amenazara a los ciervos era sentenciada a muerte.
Cuando, a través del padre David, los zoos de Europa tuvieron noticia de esta nueva especie de ciervo quisieron tener especímenes para exhibirlos, y tras largas negociaciones diplomáticas, el emperador chino donó algunos ejemplares al embajador francés. Treinta años después hubo grandes inundaciones en torno a Beijin; el río Hun-Ho se desbordó, arrasó los campos, destruyó las cosechas y redujo a la población al hambre. Las aguas también socavaron la gran muralla en torno al Parque Imperial de Caza. Parte de ella se derrumbó, y por esos huecos la mayoría de la manada de ciervos del Padre David escapó al campo circundante, donde los campesinos hambrientos los mataron y se los comieron, quedando en el Parque Imperial menos de 30 individuos. Finalmente, durante la Rebelión de los Boxers, tropas europeas ocuparon los jardines de caza imperiales y acabaron con la manada con el fin de alimentar a los soldados.
Así perecieron en China estos ciervos, pasando los supervivientes a vivir cautivos en la reserva del duque de Bedford en su finca de Woburn en Berdfordshire, Inglaterra. Y el destino de la última manada china del ciervo de David fué morir en efímera libertad siendo el alimento de campesinos hambrientos o sobrevivir en cautiverio como rareza privada de adinerados filántropos en Occidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario