jueves, 9 de marzo de 2023

Gentrificación y literatura (XI)

En "La afirmación", el interesante libro fantástico del escritor británico Christopher Priest, también encontramos inquietantes pasajes sobre la gentrificación en la ciudad de Londres. La historia comienza cuando el protagonista, Peter Sinclair, es desalojado de su casa en un barrio del norte de la ciudad, y nos describe la extrema complicación en la que se encontraba (no digamos hoy en día) el mercado de alquiler en la capital británica allá por los primeros años 80:

"Y entonces recibí, de buenas a primeras, una notificación de desalojo. La legislación estatal, al proteger marginalmente al inquilino a expensas del propietario, había roto el equilibrio entre las fuerzas de la oferta y la demanda. Comprar y vender era ahora más ventajoso que alquilar una propiedad. En mi caso,  yo arrendaba un apartamento en Kilburn,  en el primer piso de un edificio grande y antiguo, y había vivido en él varios años. Sea como fuere, la propiedad fue vendida a una empresa inmobiliaria y casi inmediatamente me comunicaron que tenía que irme.
[...]
Pero Londres ¿dónde podía uno encontrar vivienda en Londres? Mi caso personal no era por cierto atípico: el número de personas que andaba a la caza de apartamentos en un mercado cada vez más restringido aumentaba día a día. Los alquileres subían a un ritmo vertiginoso."

Más adelante localizamos un interesante párrafo que apunta directamente a los síntomas que caracterizan los procesos de gentrificación, concretamente en el archiconocido barrio de Camden Town, cuya oferta cultural alternativa ya comenzaba a ser notoria, ya que "cuenta con dos cinematógrafos que exhibían películas de interés minoritario" y donde "una compañía teatral shakespeariana había ocupado y transformado una antigua iglesia". Y el párrafo en cuestión:

"Estas eran las amenidades principales de la zona, que estaba siendo transformada poco a poco de un barrio de clase trabajadora en un codiciable distrito londinense de clase media. Las puertas pseudogeorgianas, las cerraduras Banham, las mesas de cocina de madera de pino y los tocadores galeses estaban entrando en muchas casas poco antes abandonadas, y ya empezaban a aparecer en la calle principal numerosas tiendas de artesanía y delicatesen para servir al grupo discriminador y próspero."


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